Se dice...se comenta:

No hay nada peor que un inutil con iniciativa

Haz que cada día cuente

No desperdicies la crisis... vívela

Comienza cada mañana con una sonrisa y mantenla durante todo el día

Por favor, ¿podrías avisar antes de improvisar?

Tenemos dos orejas y tan solo una boca, ¿será para escuchar más y hablar menos?

Nunca tendrás una segunda oportunidad de crear una primera buena impresión




martes, 12 de mayo de 2009

El síndrome del domingo por la tarde

Un buen amigo me contó que los domingos justo después de comer se empieza a encontrar raro, tenso, con una especie de desgana generalizada que se va agravando a medida que avanza la tarde. Se queda tumbado en el sofá haciendo que ve la televisión o leyendo cuando en realidad no está ni en una cosa, ni en otra. Incluso, cuando alguien intenta comunicarse con él o le proponen hacer alguna actividad, se muestra ciertamente irascible y termina echándole un vistazo a la agenda del lunes, mirando su blackberry, PDA o teléfono y acaba respondiendo mails, conectándose a la oficina y comenzando su semana laboral ya el domingo por la tarde.

Otras veces no llega a tanto, pero se pasa la tarde sin hacer nada y angustiado solo de pensar que le quedan pocas horas para volver a la oficina, y no hace más que lamentarse por ello. Y así, domingo tras domingo, incluso cuando existe puente por medio este síndrome parece agudizarse aún más.

Este hecho hace que el lunes sea uno de los peores días de la semana, ya que suele ir por la mañana a la oficina de muy mal humor, deseando que llegue el viernes lo antes posible.

He consultado con algunos expertos en la materia y me cuentan que efectivamente es algo, no solo de mi amigo, sino que es más común de lo que parece y su origen estriba en alguna insatisfacción derivada del día a día del trabajo.

La receta para combatirlo consiste en tratar de que cada día cuente intentando, como decía Joan Manuel Serrat, que hoy sea un gran día, y que dependa de ti. También es importante que cada día se vaya uno a casa con la sensación del deber cumplido, sin dejarse nada, o lo menos posible, para el día siguiente y sobre todo para el fin de semana.

El trabajo forma parte de nuestra vida, los hombres y mujeres cumplen con una esencial norma de vida, que con gran esfuerzo ayudan al desarrollo de nuestra sociedad y a la vez de forjar carácter, se hacen dignos de pertenecer a ella.

Así pues, a mi amigo y todos los que comparten con él el síndrome del domingo, os digo: haz que cada día cuente, incluso el domingo.

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