Se dice...se comenta:

No hay nada peor que un inutil con iniciativa

Haz que cada día cuente

No desperdicies la crisis... vívela

Comienza cada mañana con una sonrisa y mantenla durante todo el día

Por favor, ¿podrías avisar antes de improvisar?

Tenemos dos orejas y tan solo una boca, ¿será para escuchar más y hablar menos?

Nunca tendrás una segunda oportunidad de crear una primera buena impresión




jueves, 31 de mayo de 2012

Despropósito del gobierno actual Español encabezado por Mariano Rajoy.


Desde hace tiempo existe una ley para evitar la inmigración ilegal en España, sobre todo desde países Latino Americanos. Esta ley aunque ya existía no se estaba aplicando, pero este nuevo gobierno la ha puesto en marcha de forma tajante y urgente. Esta ley impide entrar en el país, si no demuestran una solvencia económica, presentan el billete de vuelta y una reserva de hotel, o por el contrario, si van a ubicarse en casa de un amigo o familiar, este tiene que presentar una carta donde se haga cargo y responsable de extranjero que llega.
Todo esto puede sonar lógico, pero las leyes están para cambiarse o bien para cancelarlas temporalmente, y en este momento no creo que exista ningún latino americano que pretenda entrar en España de ilegal con la intención de trabajar, dado que no hay trabajo ni para los propios españoles.
Entonces, si ahora no hay trabajo, ¿que se consigue aplicando esta ley?
Pues de momento  y en primer lugar, perjudicar todo el turismo latino que tuvieran pensado pasar sus vacaciones en España, con estas restricciones posiblemente cambien sus gustos vacacionales y los desvíen a otros lugares.
En segundo lugar, en este momento, somos los españoles los que por desgracia estamos emigrando del país para buscar trabajo en otros lugares, que como es mi caso, en México, no solo he encontrado trabajo, sino que además me han recibido con los brazos abiertos y tengo entendido que ya son más de 24000 españoles los que han llegado a México a trabajar en los 2 últimos años.
Y en tercer lugar, estas medidas lo que hacen es exponernos a los españoles emigrantes a que seamos mal recibidos o incluso, que el gobierno Mexicano, en este caso, comience a tomar medidas parecidas y nos prohíba también la entrada, además de la fobia social que nos pueden llegar a coger y que los que estamos aquí podemos llegar a sufrir, tal y como hemos hecho en España con los latinos que desde hace años llegaron a trabajar y que ahora los estamos despreciando porque, según algunos, nos están quitando el trabajo.
En definitiva, que donde las dan las toman y esperemos que el gobierno Mexicano no sea tan “pendejo” como el español y no empiece a ponernos trabas para entrar en su país.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Encerrado entre el pasado y el futuro

Perdido entre el pasado y el futuro, algunos lo llaman presente y dicen que es lo que hay que vivir, pero la sensación de no vivir nada, y simplemente dedicarse a intentar huir del pasado para poder crear un futuro, es una sensación real y que hay que vivirla para comprenderla. Es una sensación de no saber si haces lo correcto, aun sabiendo que el pasado ya no te pertenece, no sabes si el futuro será el que soñabas, o si el futuro será lo que te mueve y simplemente hay que andar el camino y esperar que el tiempo decida. Pero la incertidumbre de si el tiempo decidirá correctamente o si uno maneja ese tiempo o es el tiempo quien te maneja, es dura y sientes que la vida esta parada en el tiempo a la espera de esa decisión final.

La teoría dice que la vida es justo eso, vida y hay que vivirla sin esperar nada y disfrutar de lo que te trae cada día, cada minuto, pero quizás eso solo sean capaces de aplicarlo los inteligentes, o quizás los tontos que no piensan mas allá. Quizás la felicidad solo este destinada a los tontos, o quizás lo que nos creemos inteligentes somos los mas tontos. No se, pero ningún tonto se plantearía estas cosas con lo cual la cosa se complica aun mas.

Otra gente dice que la vida pone a cada uno en su lugar, solo espero que lo haga, pero que lo haga rápido, porque el tiempo pasa y el presente se convierte en pasado, para darte cuenta que el futuro nunca llegó.

Y aquí viene la paradoja, o eres lo suficientemente tonto como para vivir la vida con inteligencia o eres lo suficientemente inteligente para vivirla como un tonto.

Como diría Yoda, difícil decisión esa es...

martes, 15 de noviembre de 2011

Mi gran boda Mexicana.




Hace poco tuve la oportunidad de asistir a una boda en México. El lugar elegido para el evento era Acapulco, sol esplendido, calor, playas maravillosas, muy buena gente y todo lo que se te pueda ocurrir de un lugar de encanto. El despliegue de medios, espectacular, llegamos sobre las tres de la tarde a una iglesia pequeña, mona y medio al aire libre, donde, a pesar del calor sofocante, se podía disfrutar de una misa a la antigua usanza, donde el cura parecía hasta convencido de lo que decía. Todo eran grandes alabanzas a su señor Jesucristo y bonitas palabras para novios y familiares. Una gran limusina escoltaba a los novios hasta la iglesia donde serían recibidos por los familiares y acompañados hasta el altar a través de un pasillo con tules y pétalos de rosa.

Hasta aquí todo bien, duró como una hora o algo más, se hicieron las fotos de rigor y listo. De aquí nos trasladamos en una caravana de coches, todos detrás de la limusina hasta una especie de cortijo en la playa, un poco lejos, pero que se hizo aun más largo por la caravana que montamos. El lugar espectacular, más tules, faroles de papel que se suspendían por todas partes, camas tipo chill out, jardines y al fondo la playa, con un espacio reservado para una segunda misa no tan formal, pero igualmente cristiana. Muchas sillas estratégicamente colocadas para asistir al evento, otro camino de rosas, esta vez parapetado con antorchas y al fondo el lugar donde el cura dictaría sentencia.

Hasta el momento, y hablo ya de las seis de la tarde, continuamos sin beber y comer, bueno si, de beber unos refrescos a la mexicana, agua de jamaica y agua de horchata, pero ninguna de las dos tiene alcohol y la de horchata no se parece en nada a la valenciana.

Pues comienza la segunda misa y el cura, esta vez, más mayor, incluso algo bebido, o al menos eso me parecía a mí, les dio a los novios una verdadera lección de vida en pareja. Distribuía grandes consejos al novio, a la novia y a todo aquel que estaba lo suficientemente cerca como para escucharle, cuan ametralladora disparando consejos.

El tipo se despacho a gusto, diciendo a la novia que tenía que ser sumisa ante su marido, pero a su vez cuidar a su tesorito (palabras textuales), para no perderlo en ese mar de lagartonas que andan sueltas (también textual), en busca de mariditos decentes a los que pervertir. Ah, y por supuesto, que se cuidara bien para no tener dolores de cabeza cuando su marido llegara a la casa después de un duro día de trabajo. A el le dijo, que se encargara de tener bien atendida a su mujer para que no le faltara de nada y que no se fijaran en esa panda de divorciados que quieren acabar con el mundo.

También les contó una fantástica historia de una pareja de poco mas de 20 años que se estaban muriendo y que el, tuvo que casar postmortem, pero aun vivían cuando les caso, con lo cual no lo entendí muy bien. Contaba, como el amor de estas personas era tan grande que mientras vomitaban y se morían por momentos, solo pensaban en casarse el uno con el otro y ante los ojos de dios. Al final no llegó a explicar como fue la noche de bodas, pero hubiera sido interesante.

Después de esto, ya llevamos casi doce horas sin comer y parece que nos van a pasar al comedor. Un jardín precioso, mesas redondas, un gran servicio de camareros y de repente, aparecen los novios bajo unos fuegos artificiales, con música, cruzando un puente sobre la piscina, espectáculo total… pantallas donde se exhibían fotos de su infancia, y seguimos sin comer. A eso de las nueve de la noche, por fin comienza la comida-merienda-cena y parece que los estómagos empezaban a dejar de cantar.

La cena bien, rica, muy a su estilo, pero al menos no picaba a rabiar. Buen vino y algo curioso, una botella de tequila, del bueno, en cada mesa, y aunque yo pensé que era de adorno, no, se la tomaban comiendo y cuando se acababa, traían más. Yo fui prudente y solo me tomé uno, claro no podía negarme cuando me dicen que si somos hombres o no, y yo muy español, me tomé el tequila de un trago. En ese momento, y dada mi condición de invitado de un invitado, decidí no seguir demostrando mi hombría y amariconarme tomando vino.

Termina la cena y se abre el baile, un guión todo organizado, más fuegos artificiales, palabras de agradecimiento del padre de la novia, primer baile de los novios, intercambio con los suegros, más intercambio con los otros suegros y finalmente invitan a salir al resto de invitados.

Como crees, ahí estaba yo, uno de los primeros en salir a dar la nota, agarre a una mujer, muy guapa claro, y me dispuse a demostrar mis pericias como bailarín español y como no podía ser de otra forma, no salió mal, de hecho el que grababa el video se cebó con nosotros, solo espero que con el PhotoShop pueda quitar los brillos provocados por mi sudor, digo, abundante sudor, que yo no se porque los mexicanos no sudan como yo, con esos sombrerazos que me llevan… no es broma, pero a ellos les molesta que les imaginemos con el típico sombrero. Yo les hacia enojar, diciéndoles que en dos semanas que llevo, aun no he visto ni un mexicano de los de verdad, con su sombrero, su poncho y hasta el cactus, y si… se enojan de verdad y lo entiendo, es como cuando a nosotros nos imaginan a todos por la calle vestidos de torero o flamenca.

Y para terminar, un show típico para quitarle la liga a la novia, donde todos los hombres se acercan, el novio se mete debajo del vestido y después, triunfante, lanza la liga a la multitud, bueno, 12 o 13 hombres que había por allí, yo incluido claro y el azar decidió que la agarrara el padre de la novia, porque en México se agarra no se coge.

Y esto es todo, varios hombres bastante beodos de tanto tequila, y de vuelta al hotel. Y así he vivido mi primera boda en México, y digo primera porque espero ir a alguna más y poder comparar, no vaya a ser que me metieran en una cámara oculta o algo así.

Que vivan los novios. Órale.

martes, 23 de agosto de 2011

El regreso a la felicidad

Noviembre de 2021:

Juan, sentado en el salón de su casa, rodeado de trastos viejos e iluminado por una vela casi derretida y por la poca luz de la luna que entraba a través de un agujero que quedaba en la ventana tapada por unos plásticos que había conseguido en una vieja fábrica abandonada, lloraba desconsolado mientras miraba su viejo iPhone roto, y lo acariciaba suavemente con su pulgar, recordando lo viejos tiempos cuando pasaba horas navegando por Internet en sus redes sociales, pasando de aplicación en aplicación y respondiendo correos de trabajo y de los amigos que creía tener.

En la esquina opuesta del salón, en un par de colchones colocados estratégicamente y parapetados por unos muebles que ya no albergaban más que polvo y algunos libros sucios y viejos que en su día adornaban la librería, duermen su mujer, y sus dos hijas, que acurrucadas a su madre, intentan descansar, después de un día intenso de bombardeos y tiros que durante todo el día no habían parado de sonar.

La noche estaba ahora en calma y antes de irse a dormir se había puesto a buscar entre lo trastos viejos, cualquier cosa que pudiera servirle para algo, ya sea como útil que le pudiera ayudar en sus escapadas en busca de comida o como moneda de cambio entre los vecinos que aun resistían en sus casas casi derruidas. Fue en ese momento cuando encontró su viejo iPhone y le recordó aquella vida de “ensueño” que tenía, tan solo hace unos años.

Se acordaba, allá por el 2011, cuando trabaja en una multinacional dedicada al mundo de la tecnología como director de marketing. Se veía en su despacho de una de las cuatro torres de la antigua ciudad deportiva del Madrid observando, en soledad, la ciudad a sus pies, con la mirada de haber conseguido todo en la vida y haber llegado a lo más alto. Pese a que su horario de trabajo terminaba a las seis de la tarde, se quedaba hasta las tantas, ya que su casa, por esa época, era un mar de gritos, llantos y pañales que le ponían de los nervios, con lo cual no había nada mejor que su cómodo despacho y su nuevo iPad, donde buscaba desesperado un nuevo coche todo terreno para satisfacer a su mujer, y le dejara tranquilo, ya que desde hacía unos meses, con la llegada del bebé, no dejaba de insistirle en que necesitaba un coche más grande y seguro.

Lo años fueron pasando y Juan y su familia se trasladaron a un nuevo chalet al norte de Madrid, dejando cerrado su antiguo piso del sur a la espera de que resurgiera el boom inmobiliario, para poderlo vender. El piso estaba en una buena zona pero no a la altura de un señor director de una gran multinacional.

Las niñas fueron creciendo y de los llantos y pañales, pasaron a las discusiones por lo que unas y otras querían comprarse. Una por su nuevo coche, otra por un móvil de última generación y otra por la consola de moda del momento. Su vida, cargada de cosas materiales se había convertido en una discusión continua con su mujer y sus hijas y poco quedaba de la realidad por la que hace 10 años comenzaron a vivir juntos.

Recordaba, que venía de una familia pobre, donde sus padres y abuelos le contaban como habían pasado hambre y miseria en los tiempos de la postguerra y continuamente les decía a sus hijas:

- Algún día llegará una crisis de verdad para que aprendáis a agradecer todo lo que ahora tenéis.

Pues dicho y hecho, al año siguiente, la gran crisis, que comenzó en 2008 y que después de 5 años no había llegado a su fin, termino definitivamente, pero con otra crisis mucho mayor. El sistema capitalista que tanto dio a unos y que tanto quitó a otros, llegaba a su fin. Las bolsas estaban hundidas, países en quiebra, la banca al borde del abismo, las grandes fortunas ponían su dinero en manos de las mafias, y el mundo tal y como lo conocían, se tambaleaba y se desvanecía como un castillo de naipes ante la mirada incrédula de los que creían haber triunfado.

Comenzaba la tercera guerra mundial, los tan temidos misiles nucleares, saltaron a mismo tiempo desde todos los lugares del planeta. En muy poco tiempo, pasaron de creer tenerlo todo, a la hambruna, las enfermedades y la destrucción masiva del ser humano. Las bandas armadas se hacía con el poder en los barrios, la anarquía campaba a sus anchas, ni siquiera había un bando contra el que luchar, tan solo quedaba luchar por la supervivencia de uno mismo y de su familia.

Con el tiempo tuvo que abandonar su chalet del norte, ya que las bandas se estaban instalando en los mejores lugares, y junto con su mujer y sus hijas tuvo que refugiarse en su antigua casa del sur de Madrid, que aunque medio derruida y devastada por las bandas callejeras, aun era un lugar bastante seguro.

Se vivían tiempos de grandes desordenes a nivel mundial, las televisiones regionales eran utilizadas por los dictadores de turno de cada ciudad que se iban apoderando, poco a poco, de todo aquello que pudiera tener algún valor, aunque en esos tiempos, lo poco que tenía valor era la propia vida individual.

Hizo de su casa un pequeño búnker, y se organizó con algunos vecinos para poder conseguir comida y enseres necesarios, además de poder mantener la zona vigilada y así poder refugiarse cuando acechaban las bandas.

Poco a poco, el vecindario fue creando un entrono lo más agradable posible, para que sus hijos pudieran ir creciendo y desarrollándose en un ambiente, que hasta en ocasiones conseguían que fuera divertido y feliz.

Junto a su mujer y sus dos hijas, habían conseguido formar una gran familia unida, donde el amor entre ellos era el principal motor para salir adelante. Lejos quedaron las discusiones por lo material, para dar paso a la comprensión, agradecimiento y miradas de complicidad de la pobreza más absoluta, donde incluso, una pequeña sonrisa que pudieran ver en el rostro de sus hijas, tenía más valor que cualquier otro aspecto del pasado.

Su día a día, consistía en salir a buscar comida, ya fuera robando en los camiones de reparto, o bien a través del intercambio entre los propios vecinos. Dada su condición de director, creo una comunidad de vecinos, donde se organizaban para salir adelante. Crearon una comisión de abastecimiento, la cual se encargaba de buscar y almacenar todo aquello que fuera necesario, desde comida, bebida, ropa, libros, etc., otra de educación para que, siempre que las condiciones de la zona lo permitieran, los niños pudieran ir recuperando su vida escolar. Montaron, una mini clínica donde se podían atender pequeñas enfermedades, dependiendo de los materiales de farmacia que se pudieran ir consiguiendo. También se creo una comisión de defensa y otra de justicia, que se encargaban de proteger el barrio y de mantener la concordia entre los vecinos. Crearon un comité de divulgación, que se encargaba de ir promocionando su sistema de vecinos, para que poco a poco otros se fueran uniendo e intentar restablecer el orden en el resto de territorios.

Poco a poco se fue creando un sistema donde los niños volvían a disfrutar, a ratos, de la vida. Juan y su mujer estaban más unidos que nunca, su preocupación en la vida, era la misma, sus hijas y su futuro. Atrás quedaron las disputas por los coches, los teléfonos, las envidias, etc., ahora era el momento de sobrevivir y de hacer que cada día cuente. Tanto Juan, como su familia se habían visto obligados a comenzar una nueva vida, donde comer, vivir, mirarse, abrazarse, pasear y en definitiva, despertarse juntos cada día pensando que estaban construyendo un futuro para sus hijas, era motivo de felicidad.

La pequeña de la familia, a ver a su padre llorar, se levanto de su colchón y se acerco a su padre mientras este acariciaba su viejo teléfono - Papi ¿porque lloras? Abrazó a su hija y le dijo:

- hija no lloro de dolor ni de pena, lloro de alegría. Lloro porque me parece increíble que cuando creíamos tenerlo todo, entre nosotros no había nada y ahora que no tenemos nada, entre nosotros hay mucho más de lo que nunca hubiera imaginado.

...

Ahora que cada cual saque sus propias conclusiones.

viernes, 19 de agosto de 2011